Queridos lectores,
¡Cómo pasa el tiempo! han pasado ya doce años desde mi master en educación!
Recuerdo, como si fuera antes de ayer, algunos nombres de compañer@s y de profesores. De hecho fue gracias a Xoan, nuestro profe de Procesos y Contextos Educativos que creé éste blog.
En el sistema educativo español ya se habían implantados, en algunos colegios, las tablets para sustituir los libros o incluso un ordenador por alumno... Poco a poco veíamos más pizarras digitales en las aulas, lo cual, con preparación adecuada, nos facilitaría el trabajo a nosotros, profesores.
Pensábamos que las nuevas tecnologías, las TIC's nos iban a ofrecer un futuro mejor para los profesores y para los alumnos pero no veo muchas diferencias la verdad.
Los gobiernos (que se han ido pasando la pelota durante estos años) han "invertido" en educación. Pongo los " " ya que no lo han hecho de la forma más adecuada. Para saber dónde están las necesidades de los centros escolares para mejorar la formación tanto del alumnado como del profesorado hay que acercarse y ver como se vive allí, día a día.
Se ha invertido en tecnología pero a la vez se ha creado un especia de ejercito de "zombies" dependientes de ese mundo numérico y artificial. Ahora tengo la sensación de ser un informatico más que un profesor.
Cuando empecé a dar clases, allá por el 2003, me gustaba que los alumnos tuvieran más contacto con los elementos reales que nos rodeaban. Ibamos al cine Casablanca para ver verdaderas películas en Versión Original y no las veíamos en clase como a veces hacemos ahora (o para ahorrar tiempo, las "ven" (eso dicen ellos) en sus casas). pocos estudiantes llevaban gafas. Los ejercicios se corregían con tiza o rotulador de pizarra blanca. Si se iba la luz no pasaba nada, porque teníamos la luz del sol y la claridad de la calle (ahora nos quedamos sin pizarra). la imaginación de los alumnos era real, no buscada en Google.
No sé si me ha tocado escribir esta entrada un día melancólico pero me atrevo a decir que me gustaba más la educación de hace 12 años. Pienso que el dinero, por una parte, se tiene que invertir para mejorar el aislamiento de las aulas, pero también mejorar el sistema y la formación de los profesores. No hace falta tanta tecnología. Desde mi punto de vista es mejor hablar e intercambiar nuestras opiniones de forma oral, no por mensajes. Las cosas se hablan cara a cara no posteando en Twitter. Por otra parte, el Gobierno tendría que prestar más atención a las situaciones familiares de cada uno, saber porque un niño no puede llevar los libros a clase, o está más marginado.... E intentar así la igualdad de condiciones de aprendizaje.
Como nos dijo un profesor del Master de antaño, Niños sanos= adultos sanos.
Si queremos que nuestro futuro sea mejor, hay que empezar desde la raíz a cambiarlo.
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